La presidencia de Lázaro Cárdenas del Río, de 1934 a 1940, revitalizó las reformas revolucionarias. Cárdenas puso en marcha amplios programas de redistribución de tierras, dirigidos a las grandes empresas agrícolas y distanciándose simbólicamente de la opulencia de las administraciones anteriores. Su administración dio prioridad a la erradicación de la corrupción y a la creación de una coalición con organizaciones sindicales marxistas como la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM). El acto más notable de Cárdenas fue la expropiación de la industria petrolera de propiedad extranjera en 1938.